Versículo del día

“Y dijo David: Salomón mi hijo es muchacho y de tierna edad, y la casa que se ha de edificar a Jehová ha de ser magnífica por excelencia, para renombre y honra en todas las tierras; ahora, pues, yo le prepararé lo necesario. Y David antes de su muerte hizo preparativos en gran abundancia.”

1 Crónicas 22:5 RVR1960

Señor Dios exaltado seas, alabado y glorificado tu precioso nombre por siempre.

Padre Tú siempre nos enseñas de muchas maneras. En este pasaje nos hablas de la casa que Tu te mereces, una casa limpia, pura, una casa llena de luz, y por eso nos capacitas, nos muestras cada día quién eres, cómo eres, qué te gusta, qué te agrada y qué no; y lo haces porque cuando Tú empiezas a habitar en nosotros, necesitas empezar a limpiar esa casa que ha estado desordenada y vacía, esa casa que está sucia, abandonada, o llena de tristezas, de odios y amarguras.

David como padre de Salomón lo guió, se esforzó por dejar todo lo que era digno de Dios para edificar su casa, porque esa casa tenía que ser magnífica, majestuosa, tenía que ser como al Señor le agradaba, así que David dejó todo lo necesario en materiales para agradara a Dios y complacerlo y que su hijo Salomón pudiera levantar esa casa y edificarla conforme a la voluntad de Dios, y así mismo debemos empezar a levantar este templo (cuerpo) con los materiales necesarios para edificación (amor, perdón, paz, paciencia, honestidad, justicia, gozo, sabiduría, bondad) y dejar que Dios sea quien vaya sacando todo aquello que no le agrada, todo aquello que no es suyo para así poder tener un templo digno para el Señor.

Oración:

Señor gracias por tu inmenso amor, gracias por cuidarnos y mostrarnos cómo ir edificando este templo, te pedimos Dios amado que sigas limpiando todo aquello que no es tuyo, que sigas sanando toda herida, todo enojo, toda amargura y a cambio nos ayudes a proveer los materiales necesarios para la edificación de un templo que te agrade para que Tú puedas habitar en Él todos los días de nuestra vida, en el nombre de Jesús.
Amén

Autora: Nathaly Diaz

Servidora Iglesia Puerta del Cielo